miércoles, mayo 05, 2010

El fin de semana me pidieron un favor que parecía muy simple de primera intención, pero que resultó en un momento incómodo para varios, la cosa era sencilla, inclinar el respaldo de una carreola porque la bebé ya estaba dormida y la querían recostar, al ver la dichosa carreola resulta que traía unas 20 palanquitas y botones para no sé que madres, para todo menos para inclinar el respaldo de forma sencilla. Sí, lo sé, a veces no soy la persona más hábil para estos menesteres, pero neta que hubiera preferido que me dijeran "arranca el coche sin llaves y ve a comprar la comida, aguas porque no le sirven bien los frenos". Y ahí estaba, accionando palanquitas, apretando botones y nada... la cara de quien cargaba la bebé me decía ¿Neta? ¿Te cae que es muy difícil? "Y si te apuras, porque la bebé está pesadita, ¿Sí notas que me estoy cansando?

Alguien tuvo que acudir a resolver el desmadrito que se estaba armando y entre los dos encontramos la forma de inclinar el respaldo, creo que no rompimos nada y dejamos funcional el complicado artefacto ese.



¿La bebé?
Se despertó a los 15 minutos.